Debo confesarles que Versalles fue la principal razón por la que quería visitar París. Por más que me gustaría poder explicarles lo que fue para mí estar acá, creo que nunca encontraría las palabras adecuadas para describírselos, pero lo intentaré. Es simplemente maravilloso, y un lugar que soñaba visitar desde muy niña. Ya que fue el centro de donde se desarrolló uno de mis períodos favoritos de la historia. Donde además podemos encontrar a uno de mis personajes históricos favoritos, María Antonieta. Quizás se pregunten el porqué, pero tengo mis razones (las cuales tal vez les comente en otra ocasión).
Declarado desde hace 40 años Patrimonio Mundial de la Humanidad, el Palacio de Versalles, símbolo del absolutismo real y una de las más hermosas realizaciones del arte clásico francés, al principio no era más que un modesto palacio construido por Luis XIII para ir de caza, pero fue su hijo Luis XIV quien ya durante su reinado escogió este lugar para construir el palacio que conocemos hoy en día, donde instalaría la Corte y el gobierno en el año 1682.
El Palacio de Versalles se divide en el Palacio Real, sus enormes jardines, los cuales creo que es imposible recorrerlos en su totalidad, por lo menos en un día pero existen formas de intentarlo, por ejemplo alquilando un auto eléctrico o una bicicleta, y además está el pequeño tren que recorre los jardines. Yo preferí perderme en los jardines (literalmente me perdí) y recorrerlos caminando. Encontramos también el Grand Trianon, un palacio de mármol rosado hermoso y el lugar conocido como los dominios de María Antonieta donde se encuentra el Petit Trianon, que debo decir que fue el lugar que robó mi corazón, ¿existirá la posibilidad de que algún día logre vivir en una réplica de este pequeño palacio y sus jardines?
En fin… Les contaré como fue mi día. Me levanté muy temprano y tomé el RER hasta Versailles – Rive Gauche, donde al llegar es imposible perderse (soy una persona que se pierde bastante seguido) ya que a la salida hay alguien indicándote hacia donde ir (gracias franceses por eso). A medida que me iba acercando a la entrada del Palacio no podía creer que de verdad estaba ahí, era maravilloso, parecía un sueño del cual no quería despertar. Ya dentro del Palacio fui a buscar mi audioguía y comencé a recorrer los salones. Tenía sólo un día y mucho por visitar así que era mejor empezar lo antes posible. Las primeras horas no había mucha gente así que pude visitar gran parte del palacio tranquila, pero cerca del mediodía se empezó a llenar.
Podría hablarles sobre cada uno de los salones pero me tomaría demasiado tiempo ¿verdad? así que en vez de eso prefiero hablarles de mis dos favoritos. Para empezar, La Galería de los espejos, o La Gran Galería, como se le conocía en el siglo XVII, servía diariamente de lugar de paso, de espera y de encuentros, y era frecuentada por los cortesanos y el público de visitantes, y que si no me equivoco creo que tiene 357 espejos a lo largo del salón. Lugar donde además en 1919 se firmó el Tratado de Versalles, que puso fin a la Primera Guerra Mundial. Desde entonces, los presidentes de la República siguen recibiendo en ella a invitados oficiales de Francia.
Y el segundo, La Habitación de la Reina, donde en su momento se llevaban a cabo los alumbramientos en público. Y que cuya decoración tiene elementos de las 3 reinas que utilizaron la estancia, María Teresa, María Leszczinska y María Antonieta. Debo decir que al entrar lo primero que busqué en la habitación fue la puerta camuflada en la pared que usó María Antonieta para escapar durante la invasión al Palacio en 1789.
Luego de haber recorrido el palacio decidí que era hora de almorzar. Terminando de comer fui a visitar la tienda de souvenirs donde compré mi nuevo bolso favorito, y algunos regalos para mis papás y mis abuelos. Teniendo mis compras listas comencé mi recorrido por los jardines para luego dirigirme al Grand Trianon…
El Grand Trianon
El Grand Trianon fue construido en 1687 reemplazando al trianon de porcelana que Luis XIV mandó a construir en 1670 para huir de de la Corte y vivir sus amores con Madame de Montespan. Años más tarde Napoleón ocupó y re-decoró el Trianón y actualmente es utilizado para las recepciones oficiales de la República.
Es más pequeñito que Versalles obviamente, pero es muy hermoso. Tiene unos jardines enormes también que lo rodean y un canal (más pequeño también), al igual que el palacio principal. En un principio intentaba llegar al Petit Trianon, pero por esas cosas de la vida me perdí en los jardines y terminé llegando acá. Luego de terminar de recorrerlo, seguí mi camino hacia los dominios de María Antonieta.
El Petit Trianon
El Petit Trianon forma parte de los Dominios de María Antonieta junto con los jardines de la Reina y la Aldea. Fue mandado a construir por Luis XV como un regalo para Madame de Pompadour, quien murió antes de poder verlo terminado. Años más tarde en 1774, Luis XVI le regala el dominio de Trianon a María Antonieta, a quien le gustaba disfrutar en estos lugares de los placeres de una vida sencilla y campestre lejos de los lujos de Versalles, lugar que establece como su íntimo refugio donde nadie podía acceder a el sin estar invitado, incluyendo al rey.
Cómo dije antes este lugar se robó mi corazón, es realmente precioso y mi nuevo lugar favorito. Pude visitar el pequeño palacio, sus jardines, y parte de la aldea, aunque me hubiese gustado haber podido tener más tiempo. Ya se hacía tarde, así que comencé mi camino de vuelta hacia Versalles antes de que empezara a oscurecer, ya casi era hora del cierre. Creo que la mejor forma de terminar esto es decirles que hoy logré cumplir uno de mis grandes sueños. Y gracias a mi nuevo bolso de María Antonieta ahora llevo un pedacito de Versalles siempre conmigo.