La primera vez que fui a ver los restos del muro de Berlín me fue imposible no pensar en Hedwig de ‘Hedwig and the Angry Inch’. Una película a la que llegué hace muchos años atrás gracias a mi amor por Michael Pitt, y hoy quiero hablarles de ella.
Estrenada en 2011, escrita, dirigida y protagonizada por John Cameron Mitchell, ‘Hedwig and the Angry Inch‘ es una adaptación del musical Off-Broadway de 1998 que lleva el mismo nombre, escrito también por John Cameron Mitchell.
‘Hedwig and the Angry Inch’ nos cuenta la historia de un niño llamado Hansel que vivía en la Alemania Oriental junto a su madre. Y que luego de enamorarse de Luther, un soldado norteamericano que promete llevarlo a Estados Unidos, accede a cambiarse de sexo, para así poder casarse con él y comenzar una nueva vida en Kansas bajo el nombre de Hedwig. Después de haber estado un año casados, Luther abandona a Hedwig, y es en ese momento cuando ella decide rehacer su vida y dedicarse a la música. Al poco tiempo conoce a Tommy, un joven del que se enamora completamente y junto a quien compone sus mejores canciones. Pero Tommy la traiciona, termina robándole todos sus temas y convirtiéndose en un famoso cantante gracias a las creaciones de Hedwig.

Lo que más me gusta de esta película es que Hedwig nos va narrando su propia historia a través de sus canciones. Una de mis favoritas es ‘The Origin of Love’, basada en el discurso de Aristófanes sobre el origen de el amor en ‘El Banquete’ de Platón. Donde nos cuenta que antiguamente las personas solían ser criaturas esféricas con dos cuerpos unidos por la espalda, con dos caras opuestas, cuatro brazos y cuatro piernas. Y que habían tres sexos: las mujeres que descendían de la tierra, los hombres que descendían del sol, y los andróginos (que por un lado eran mujer y por el otro hombre) siendo descendientes de la luna. Estas personas intentaron conspirar contra Zeus, pero fallaron. Por lo que Zeus decidió castigarlos y partirlos por la mitad, dejándoles el ombligo como recordatorio para no volver a desafiar a los dioses otra vez.
Otra de mis favoritas es ‘Wicked Little Town’, que es la única con dos versiones, una de Hedwig y otra de Tommy, y nos cuenta la historia de una persona que se enamora de alguien en una maldita ciudad de la que parece imposible escapar.
A lo largo de este filme aprendemos junto a Hedwig que ese viaje para encontrar el amor, esa otra mitad que ella lleva buscando toda su vida, empieza por amarse a sí mismo y aceptarse tal cual eres sin la necesidad de verse a través de los ojos de los demás. Al final, lo que más importa es lo que vemos en nosotros mismos y saber que somos capaces de ser lo que queramos.
Quizá ‘Hedwig and the Angry Inch’ sea una película que a simple vista no convencerá a muchos. Pero incluso si crees que no te va a gustar, vela, te sorprenderá, es una gran joya a la que todos deberían darle por lo menos una oportunidad.